Llega un momento en el que pintar graffiti/pintar la calle se transforma en ese tipo de actividades que «tiñen» toda tu vida. Es como ser bombero. O cómo ser un deportista profesional. Te cambian los modos, la forma de mirar, te cambia el hábitat. Cambia como te ven los que te rodean. Te cambia la ropa, las manos. Para algunxs eres un adicto, un cochino, un resentido, un vago, un violento, un vándalo, un loco y a la vez para otrxs también puedes ser un libre, un valiente, un creativo, un transformador, un canal, una senda, un fruto fértil, una luz.
Pertenenciente a la serie «Entes»
Los Entes pueden ser la total deshumanización, el hombre silueta, sin cara, plano. O también pueden ser justo lo contrario: el detalle de los cuerpos, la arquitectura de las formas. Es mi mayor síntesis hasta ahora en torno al individuo de este tiempo. El individuo número, el individuo pixel, una cuenta de usuario, un color primario, una foto de perfil, una arroba sin alma. Los entes son nostalgia, son la belleza de un casi «ex» ser humano. Digo casi ex porque a estas alturas -mientras la naturaleza convalece, nuestro límites con la máquina se diluyen y nuestra alma se evapora en nubes de datos- deberíamos comenzar a pensar en cambiarnos hasta de categoría.
